Trastorno
por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH):
es
un síndrome de la conducta o un trastorno del comportamiento caracterizado por
distracción moderada a grave, períodos de atención breve, inquietud motora,
inestabilidad emocional y conductas impulsivas.
El déficit de atención con o sin hiperactividad es un
trastorno de origen neurobiológico que se caracteriza por déficit de atención,
impulsividad e hiperactividad en exceso.
A pesar que se trata de un
trastorno muy frecuente en la infancia, y que desde hace bastante tiempo es objeto de interés por parte de muchos
especialistas, hasta la actualidad no se llega a precisar la etiología del trastorno
por déficit de atención con hiperactividad.
Las tendencias actuales de los estudios
biológicos proponen que los niños con TDAH tienen un desbalance bioquímico o
niveles bajos de neurotransmisores que controlan el sistema atencional, la cual se
debería a una disfunción o deficiencia en la maduración
cerebral. Para algunos autores el déficit es a nivel de las catecolaminas, por
lo que las drogas utilizadas aumentan la cantidad de catecolaminas
disponibles en el cerebro .
Otros datos sugieren un déficit de
dopamina en las regiones críticas del cerebro, lo que afecta la eficiencia con la que el cerebro regula la conducta
(Fowler et al. 1992), lo que supone una mejoría con el consumo de estimulantes como
las anfetaminas.
Entre otros factores etiológicos
destacan el factor neurológico, genético, prenatal, y
la influencia del medio ambiente, a
pesar que dichos factores han demostrado su influencia en
la falta de atención y la actividad motora
excesiva, ninguno de ellos se confirma
por separado como responsable único del trastorno
Factores neurológicos.- A partir del hecho que una lesión cerebral origina
determinados efectos que dan lugar a múltiples trastornos psicológicos y
psiquiátricos, se ha investigado hasta que punto los niños con déficit de atención e hiperactividad
presentan alteración cerebral estructural, demostrando que aunque se admite que
las alteraciones en la estructura del cerebro originan efectos
psicológicos, estos son inespecíficos, las pruebas neurológicas actuales no
permiten aún identificar un mal funcionamiento cerebral asociado de manera exclusiva al TDAH
(García y Magaz, 2000), de modo tal que los niños con trastorno por déficit de atención e
hiperactividad no tienen síntomas claros de haber sufrido
lesiones cerebrales, y los que si presentan daño cerebral constatado, solo un
porcentaje de ellos presentan TDAH (Moreno, 1995).
Así, estudios realizados para
determinar la prevalencia del TDAH en una muestra de 99 niños en USA
entre 4 y 19 años de edad que padecían de daño estructural cerebral moderado y
severo, hallaron que después de transcurrido un año, solo el 20% de ellos
cumplieron con los criterios diagnósticos del TDAH, detectados a través de entrevistas
estructuradas y cuestionarios, estas personas presentaban a su vez un mayor
grado de agresión, adversidad psicosocial y labilidad emocional que el grupo
que no desarrolló el cuadro de
TDAH (Gerring, Brady, Chan, Vasa, Grados, Bandeen, Bryan y Denakla, 1998).
Factores genéticos.- Los estudios también apuntan hacia un origen genético del Trastorno
por déficit de
atención, sugerido a partir de los resultados de distintos trabajos
desarrollados en familiares de niños que padecían dicho trastorno, los cuales
revelan la influencia de factores familiares de riesgo, de tipo genético.
Se sabe por estos estudios que la incidencia de los trastornos de
ansiedad, TDAH, conducta antisocial, alcoholismo y trastornos de tipo
afectivo son más comunes en familiares de niños con TDAH.
Un estudio realizado en familias negras
americanas demostró que el TDAH fue significativamente mayor en parientes de
primer grado de niños que padecían el trastorno, además los familiares de
estos niños tuvieron mayor riesgo en desarrollar conductas
oposicionistas y desafiantes, adicción a sustancias, ansiedad, depresión y personalidad
antisocial (Sammuel, George, Thornell y Curtis, 1999), resultados similares se
obtuvieron de estudios realizados por el Departamento de Psicología del estado de Michigan
en una muestra de
niños que cumplían los criterios diagnósticos del TDAH y que habían
sido seleccionados de un grupo de niños con desorden antisocial, estos niños
tenían madres con mayores episodios de depresión y síntomas de
ansiedad, y padres con una historia de TDAH en su infancia (Nigg y Hinshaw,
1998). Otros estudios indican que el alcoholismo de los padres está
asociado a una predisposición creciente en desarrollar TDAH, pero
también desordenes de conducta y de ansiedad en sus hijos
(Kuperman, Schlosses, Steven, Ledraly y Reich, 1999).
Lahey (1989) estudió la personalidad de madres biológicas
de 100 niños entre 6 y 13 años de edad con desórdenes de conducta, 22 de ellos
con TDAH, aplicando el Inventario multifacético de
Personalidad de Minnesota (MMPI) a las madres, no encontró asociación
significativa con las puntuaciones elevadas del MMPI, concluyendo que en lo que
respecta a la personalidad de las madres, no existe relación significativa alguna
con el trastorno por déficit de atención con hiperactividad.
Por otro lado Anicama et al. (1999) en
un estudio realizado en una zona urbano marginal de Lima en una muestra no clínica de 96
díadas madre – hijo, y utilizando las escalas EDDA y la escala UTHA adaptada a
dicha zona, no halló asociación significativa
entre los trastornos por déficit de atención entre padres e hijos
Otros autores basados en estudios
realizados en gemelos, proponen que existen dos maneras mediante las cuales los
factores genéticos influyen en el desarrollo del TDAH, a través de la predisposición
para un retraso en la maduración, y mediante la formación del
tipo de personalidad (Steffensson,
Larsson, Fried, El-Sayed, Rydelins, Lichtenstein, 1999).
La influencia genética viene siendo reforzada
por las investigaciones en dicha área, las cuales estiman la existencia de un
gen mayor que explica más del 99% de la heredabilidad, asumiendo un bajo aporte del componente
ambiental a la etiología del
TDAH (Lopera, Palacio, Jiménez, Villegas, Puerta, Pineda, Jiménez y Arcos,
1999). La alteración genética propuesta
estaría en los alelos que codifican las proteínas reguladoras de la actividad de los receptores D2 y
D4 para la Dopamina, y que activan las enzimas que transforman la dopamina en
noradrenalina (Ardila et al., 1997).
No obstante la mayoría de los especialistas
indican que es difícil aislar en
todos estos estudios la influencia que ejerce elambiente familiar y social, por
lo que es muy posible que hijos de padres con trastornos psicológicos muestren
mayores problemas porque viven en un ambiente social mucho más
problemático.
Factores Ambientales.- Dado que algunos niños con antecedentes
biológicos y/o genéticos no desarrollan problemas de conducta, se ha estudiado
la influencia que
en la aparición del
TDAH desempeñan las variables familiares y sociales como el nivel socio
económico, las condiciones de vida y de trabajo de los padres, estilos
educativos, recursos materiales
y el medio escolar.
Los efectos psicológicos que tiene sobre la
familia un nivel socioeconómico desfavorable y circunstancias sociales
adversas, así como pautas educativas se relacionan con los problemas de
conducta que puedan presentar los niños y adolescentes. Los niveles sociales
más bajos se asocian a normas más rígidas que destacan la sumisión del niño a la autoridad de los padres, quienes
adoptan métodos de castigos y premios para el control inmediato del comportamiento del
niño; mientras que
los medios sociales favorecidos valoran la iniciativa y originalidad,
adoptando reglas más flexibles (Moreno, 1995), de esta manera es que cierto tipo de
comportamiento caótico puede ser resultado en cierto grado de una
crianza caótica (Kinsbourne y Kaplan, 1990).
Por otro lado, los trastornos
psiquiátricos de los padres influyen en la aparición de problemas
psicológicos en los niños, debido a que se alteran negativamente la interacción padre - hijo, sin embargo
y a pesar que niños con TDAH hayan vivido en instituciones habiendo logrado un
nivel de adaptación aceptable,
se observa en ellos los síntomas de TDAH, que continúan aún después de haber
abandonado la institución (Moreno,
1995), cabe destacar que la carencia de habilidades
sociales en el niño, el menosprecio de sus compañeros de clase y un ambiente familiar y escolar desfavorable son
factores que intervienen en los problemas de falta de atención y concentración que se refleja en un
bajo rendimiento escolar (Kirby
y Grimley, 1992).
Por otro lado Kinsbourne y Kaplan
(1990) destacan la influencia de
muchos programas de
televisión en el déficit de
atención del niño, pues la sucesión de acontecimientos es tan rápida y variada
que no permite analizarlos profundamente por lo que los niños hiperactivos
pueden permanecer quietos
por horas cuando miran
la televisión porque no se le exige la generación de nuevos cursos de
pensamiento.
Factores prenatales.- Las
teorías también sugieren
que el abuso del alcohol durante
el embarazo es
responsable del TDAH, problemas de atención, trastorno de la conducta y retraso psicomotor
(Good y Sherry 1984; Moreno, 1995), así como también que el hábito de
fumar durante el embarazo puede
producir anoxia fetal
y bajo peso al nacer, que estaría relacionado con problemas de hiperactividad,
sin embargo dichas complicaciones no afectan por igual a todos los niños
prematuros o con bajo peso al nacer, por lo que sería considerado como uno de los
factores pre disponentes, pues hacen al niño más vulnerable a
la influencia negativa de otras variables ambientales.
Finalmente,
los factores aquí mencionados pueden interactuar conjuntamente a distintos
niveles e intensidad, en tanto que los estudios se inclinan mayormente a
considerar el desbalance bioquímico como causa principal del trastorno, por lo
pronto se continúa admitiendo la idea que sugiere una etiología multifactorial, al
no identificar un factor causal único.
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