jueves, 25 de septiembre de 2014

Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH):
es un síndrome de la conducta o un trastorno del comportamiento caracterizado por distracción moderada a grave, períodos de atención breve, inquietud motora, inestabilidad emocional y conductas impulsivas.
El déficit de atención con o sin hiperactividad es un trastorno de origen neurobiológico que se caracteriza por déficit de atención, impulsividad e hiperactividad en exceso.
    A pesar que se trata de un trastorno muy frecuente en la infancia, y que desde hace bastante tiempo es objeto de interés por parte de muchos especialistas, hasta la actualidad no se llega a precisar la etiología del trastorno por déficit de atención con hiperactividad.
   Las tendencias actuales de los estudios biológicos proponen que los niños con TDAH tienen un desbalance bioquímico o niveles bajos de neurotransmisores que controlan el sistema atencional, la cual se debería a una disfunción o deficiencia en la maduración cerebral. Para algunos autores el déficit es a nivel de las catecolaminas, por lo que las drogas utilizadas aumentan la cantidad de catecolaminas disponibles en el cerebro . Otros datos sugieren un déficit de dopamina en las regiones críticas del cerebro, lo que afecta la eficiencia con la que el cerebro regula la conducta (Fowler et al. 1992), lo que supone una mejoría con el consumo de estimulantes como las anfetaminas.
   Entre otros factores etiológicos destacan el factor neurológico, genético, prenatal, y la influencia del medio ambiente, a pesar que dichos factores han demostrado su influencia en la falta de atención y la actividad motora excesiva, ninguno de ellos se confirma por separado como responsable único del trastorno
 Factores neurológicos.- A partir del hecho que una lesión cerebral origina determinados efectos que dan lugar a múltiples trastornos psicológicos y psiquiátricos, se ha investigado hasta que punto los niños con déficit de atención e hiperactividad presentan alteración cerebral estructural, demostrando que aunque se admite que las alteraciones en la estructura del cerebro originan efectos psicológicos, estos son inespecíficos, las pruebas neurológicas actuales no permiten aún identificar un mal funcionamiento cerebral asociado de manera exclusiva al TDAH (García y Magaz, 2000), de modo tal que los niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad  no tienen  síntomas claros de haber sufrido lesiones cerebrales, y los que si presentan daño cerebral constatado, solo un porcentaje de ellos presentan TDAH (Moreno, 1995).
   Así, estudios realizados para determinar la prevalencia del TDAH en una muestra de 99 niños en USA entre 4 y 19 años de edad que padecían de daño estructural cerebral moderado y severo, hallaron que después de transcurrido un año, solo el 20% de ellos cumplieron con los criterios diagnósticos del TDAH, detectados a través de entrevistas estructuradas y cuestionarios, estas personas presentaban a su vez un mayor grado de agresión, adversidad psicosocial y labilidad emocional que el grupo que no desarrolló el cuadro de TDAH (Gerring, Brady, Chan, Vasa, Grados, Bandeen, Bryan y Denakla, 1998).
* Factores genéticos.- Los estudios también apuntan hacia un origen genético del Trastorno por déficit de atención, sugerido a partir de los resultados de distintos trabajos desarrollados en familiares de niños que padecían dicho trastorno, los cuales revelan la influencia de factores familiares de riesgo, de tipo genético. Se sabe por estos estudios que la incidencia de los trastornos de ansiedad, TDAH, conducta antisocial, alcoholismo y trastornos de tipo afectivo son más comunes en familiares de niños con TDAH.
   Un estudio realizado en familias negras americanas demostró que el TDAH fue significativamente mayor en parientes de primer grado de niños que padecían el trastorno, además los familiares de estos niños tuvieron mayor riesgo en desarrollar conductas oposicionistas y desafiantes, adicción a sustancias, ansiedad, depresión y personalidad antisocial (Sammuel, George, Thornell y Curtis, 1999), resultados similares se obtuvieron de estudios realizados por el Departamento de Psicología del estado de Michigan en una muestra de niños que cumplían los criterios  diagnósticos del TDAH y que habían sido seleccionados de un grupo de niños con desorden antisocial, estos niños tenían madres con mayores episodios de depresión y síntomas de ansiedad, y padres con una historia de TDAH en su infancia (Nigg y Hinshaw, 1998). Otros estudios indican que el alcoholismo de los padres está asociado a una predisposición creciente en desarrollar TDAH, pero también  desordenes de conducta y de ansiedad en sus hijos (Kuperman, Schlosses, Steven, Ledraly y Reich, 1999).
   Lahey (1989) estudió la personalidad de madres biológicas de 100 niños entre 6 y 13 años de edad con desórdenes de conducta, 22 de ellos con TDAH, aplicando el Inventario multifacético de Personalidad de Minnesota (MMPI) a las madres, no encontró asociación significativa con las puntuaciones elevadas del MMPI, concluyendo que en lo que respecta a la personalidad de las madres, no existe relación significativa alguna con el trastorno por déficit de atención con  hiperactividad.
   Por otro lado Anicama et al. (1999) en un estudio realizado en una zona urbano marginal de Lima en una muestra no clínica de 96 díadas madre – hijo, y utilizando las escalas EDDA y la escala UTHA adaptada a dicha zona, no halló asociación significativa entre los trastornos por déficit de atención entre padres e hijos
   Otros autores basados en estudios realizados en gemelos, proponen que existen dos maneras mediante las cuales los factores genéticos influyen en el desarrollo del TDAH, a través de la predisposición para un retraso en la maduración, y mediante la formación del tipo de personalidad (Steffensson, Larsson, Fried, El-Sayed, Rydelins, Lichtenstein, 1999).
  La influencia genética viene siendo reforzada por las investigaciones en dicha área, las cuales estiman la existencia de un gen mayor que explica más del 99% de la heredabilidad, asumiendo un bajo aporte del componente ambiental a la etiología del TDAH (Lopera, Palacio, Jiménez, Villegas, Puerta, Pineda, Jiménez y Arcos, 1999). La alteración genética propuesta estaría en los alelos que codifican las proteínas reguladoras de la actividad de los receptores D2 y D4 para la Dopamina, y que activan las enzimas que transforman la dopamina en noradrenalina (Ardila et al., 1997).
   No obstante la mayoría de los especialistas indican que es difícil aislar en todos estos estudios la influencia que ejerce elambiente familiar y social, por lo que es muy posible que hijos de padres con trastornos psicológicos muestren mayores problemas porque viven en un  ambiente social mucho más problemático.
 Factores Ambientales.- Dado que algunos niños con antecedentes biológicos y/o genéticos no desarrollan problemas de conducta, se ha estudiado la influencia que en la aparición del TDAH desempeñan las variables familiares y sociales como el nivel socio económico, las condiciones de vida y de trabajo de los padres, estilos educativos, recursos materiales y el medio escolar.
  Los efectos psicológicos que tiene sobre la familia un nivel socioeconómico desfavorable y circunstancias sociales adversas, así como pautas educativas se relacionan con los problemas de conducta que puedan presentar los niños y adolescentes. Los niveles sociales más bajos se asocian  a normas más rígidas que destacan la sumisión del niño a la autoridad de los padres, quienes adoptan métodos de castigos y premios para el control inmediato del comportamiento del niño; mientras que los medios sociales favorecidos valoran la iniciativa y originalidad, adoptando reglas más flexibles (Moreno, 1995), de esta manera es que cierto tipo de comportamiento caótico puede ser resultado en cierto grado de una crianza caótica (Kinsbourne y Kaplan, 1990).
   Por otro lado, los trastornos psiquiátricos de los padres influyen en la aparición de problemas psicológicos en los niños, debido a que se alteran negativamente la interacción padre - hijo, sin embargo y a pesar que niños con TDAH hayan vivido en instituciones habiendo logrado un nivel de adaptación aceptable, se observa en ellos los síntomas de TDAH, que continúan aún después de haber abandonado la institución (Moreno, 1995), cabe destacar que la carencia de habilidades sociales en el niño, el menosprecio de sus compañeros de clase y un ambiente familiar y escolar desfavorable son factores que intervienen en los problemas de falta de atención y concentración que se refleja en un bajo rendimiento escolar (Kirby y Grimley, 1992).
   Por otro lado Kinsbourne y Kaplan (1990) destacan la influencia de muchos programas de televisión en el déficit de atención del niño, pues la sucesión de acontecimientos es tan rápida y variada que no permite analizarlos profundamente por lo que los niños hiperactivos pueden permanecer quietos por horas cuando miran la televisión porque no se le exige la generación de nuevos cursos de pensamiento.
 Factores prenatales.- Las teorías también sugieren que el abuso del alcohol durante el embarazo es responsable del TDAH, problemas de atención, trastorno de la conducta y retraso psicomotor (Good y Sherry 1984; Moreno, 1995), así como también que el hábito de fumar durante el embarazo puede producir anoxia fetal y bajo peso al nacer, que estaría relacionado con problemas de hiperactividad, sin embargo dichas complicaciones no afectan por igual a todos los niños prematuros o con bajo peso al nacer, por lo que sería considerado como uno de los factores pre disponentes, pues hacen al niño más vulnerable a la influencia negativa de otras variables ambientales.
 Finalmente, los factores aquí mencionados pueden interactuar conjuntamente a distintos niveles e intensidad, en tanto que los estudios se inclinan mayormente a considerar el desbalance bioquímico como causa principal del trastorno, por lo pronto se continúa admitiendo la idea que sugiere una etiología multifactorial, al no identificar un factor causal único.

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